quarta-feira, abril 13, 2005

Ni el último deseo respetan

El nivel de degeneración del clero modernista y de los Obispos modernistas parece no tener límites. The Remnant cuenta dos casos recientes de ancianos cuya última voluntad fue, precisamente, el que su Funeral fuese oficiado con una Misa Tridentina de Requiem.
Hasta al criminal de corazón más endurecido que va a ser ejecutado se le concede el derecho a su último deseo. Pero he aquí que el Obispo de New Ulm, en el norte de los EE.UU., le niega este noble deseo a uno de sus parroquianos cuya vida fue ejemplar y ni siquiera era un fiel de alguna de las múltiples organizaciones católicas tradicionalistas que existen en los Estados Unidos.
La razón que arguye el Obispo es que «la Misa Tridentina es diametralmente opuesta a la teología de la Iglesia Católica» (sic!). ¿Cómo es posible decir semejante majadería? ¿La Misa de nuestros padres, de nuestros abuelos, la Misa de toda la vida, de Santo Antonio de Lisboa, de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, del Santo Cura de Ars, de Santa Juana de Arco, la Misa de los Santos, la Misa que San Pío V declaró Dogma está en contra de la teología de la Iglesia Católica? ¿Acaso sólo hemos sido católicos tras el Vaticano II? ¿Tras el Concilio que hizo entrar el humo de Satanás en la Iglesia, en palabras de Pablo VI?
Por mucho que me quiera decir lo contrario debo admitir que esto es parte de la «abominación de la desolación instalada en el lugar santo».

Rafael Castela Santos

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