sexta-feira, agosto 26, 2005

Poniendo los puntos sobre las íes (y 2)

Texto completo aquí, de nuevo dedicado a JSarto.


Vida cristiana sus leyes y principios



Toda la espiritualidad cristiana reposa sobre la Cruz, no lo olvidemos; por la Cruz se restablece la unión y armonía con Dios y se abren de nuevo las puertas del Cielo.
El Santo Sacrificio de la MISA, que es la renovación incruenta del Sacrificio de la Cruz, está así en el centro y en el corazón mismo de la espiritualidad cristiana. El significado profundo de la Cruz y de su prolongación en la Santa Misa está hoy prácticamente olvidado. Prueba de ello, es la concepción protestante, de la Nueva Misa, la cual conlleva a la pérdida de la fe paulatina pero eficazmente.
Por la fe entramos en posesión de Cristo. Por la fe se opera el contacto con Cristo: “Sólo aquellos lo recibieron, quienes creyeron en su nombre” (Jn. 1 12). Con la disminución de la Fe, se disminuye nuestra posesión de Cristo. Toda la Revelación está contenida en el testimonio que Dios Padre nos da, diciéndonos que Jesús es su Hijo.
La enseñanza de los Apóstoles y de la Iglesia se resume en la Revelación de Jesucristo. Quien cree en la divinidad de Cristo acepta en consecuencia de un solo golpe todo eso que Dios ha revelado de sí mismo y personalmente en su Verbo Encarnado.
La función primordial de la Fe, base de nuestra vida espiritual, es adherir a Cristo, que es la Revelación (el Verbo) del Padre. Nosotros recibimos a Nuestro Señor Jesucristo por la Fe primeramente y nos identificamos a El por el amor y la fidelidad. Si se disminuye la Fe, disminuye nuestro contacto con Cristo y nos hacemos infieles. Jesucristo es el Verbo Encarnado, el Verbo expresa todo lo que Dios es y todo lo que El conoce.
Se comprende así, cómo la Fe en Jesucristo es el fundamento de la vida espiritual y hoy la Fe se pierde destruyéndose hasta en su más profundo misterio: el Mysterium Fidei (el Misterio de Fe) que se condensa en la Santa Misa, y que ha sido tergiversado con la Nueva Misa. La Nueva Misa es la adulteración y corrupción más sacrílega del culto católico.
Digámoslo brevemente, la Nueva Misa postula los principios de la Cena protestante. Ellos son la concepción protestante de la Cena en lugar del Sacrificio, y del Sacrificio Propiciatorio, en especial. La concepción protestante de la presencia real, puramente espiritual, en contra de la concepción católica, de la Presencia Real Corporal de Nuestro Señor (presencia en Persona, presencia substancial de toda su Persona sacramentalmente realizada por la transubstanciación). La concepción protestante del presidente de la asamblea en contra de la concepción católica de la sacramentalidad del sacerdocio (ministerio sacramental del sacerdocio), el cual es Otro Cristo» “alter Christus» sacramentalmente, quien ofrece de modo sacramental el Sacrificio realizado sacramentalmente.
La concepción protestante de la falta de valor intrínseco del sacrificio (acción sacrificial) que se realiza por la acción sacrificial misma (ex opere operato), por la fuerza de la misma operación que realiza el celebrante, por la doble consagración (del pan y del vino).
Toda ella (la Nueva Misa) lleva a la pérdida de la Fe, de la realidad del sacrificio y al olvido de la Cruz. Se pierde la espiritualidad cristiana que se basa en el Misterio de la Cruz de Nuestro Señor. Se pierde la quintaesencia de la vida cristiana: muerte al pecado para resucitar con Cristo y estar así en comunión con la Santísima Trinidad. El olvido de la antítesis cristiana muerte-vida nos lleva a un Cristianismo sin Cristo, a una Cristiandad sin Cruz, a un Cristianismo Gnóstico, Ecuménico y Sincretista.
Se eclipsa el ideal de vida cristiano, que está expresado por el sacrificio y la abnegación. Ideal que considera que el hombre vive en la tierra para merecer el Cielo, por medio del sacrificio y la abnegación, que están sublimemente expresados en Cristo crucificado.
Con el eclipse de la fe (y de la Iglesia, De labore solis) surge de nuevo el ideal de vida pagano, para el cual el hombre vive en la tierra para gozar. Por eso para el mundo moderno todo es comodidad y placer, rechaza violentamente toda noción de dolor, de sufrimiento, de sacrificio y abnegación, rechaza en definitiva la Cruz.
El mejor antídoto contra el mundo moderno es la Santa Misa pues destruye el falso ideal de comodidad y placer del mundo moderno, pues nos sumerge en el misterio de la Pasión y Muerte de Cristo Redentor.
El Santo Sacrificio de la Misa sintetiza el espíritu cristiano, la Cruz nos recuerda nuestra condición de cristianos. La Santa Misa que es la renovación incruenta sobre el altar del Sacrificio de la Cruz sobre en el Calvario, es el centro y el corazón de la vida cristiana, es la fuente de la piedad cristiana.
Nuestra asimilación debe ser a Cristo, configurándonos a El, a su Cruz, a su Sacrificio, para resucitar con El.
Una asimilación al mundo moderno como quiere el Vaticano II es una inversión del espíritu de Cristo y de su Iglesia, es una inversión de la santificación y espiritualidad de la Iglesia, es en definitiva, una apostasía, como la que hoy impera.

P. Basilio Méramo

(RCS)

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