sexta-feira, julho 20, 2007

En defensa de la Misa Tridentina

Que la Misa Tridentina tiene un atractivo innegable es algo que voces más autorizadas, como la del Cardenal Stickler, ya han demostrado. Este mismo artículo previamente citado también se puede encontrar en inglés.
Antes de que el Motu Propio declarase que la Misa Tridentina jamás fue abrogada ya se alzaban otras voces distintas a las del Santo Padre proclamando esta verdad. Entre ellas destaco el artículo sabrosón de mi amigo y bastión tradicionalista Gerald Warner desde mi siempre añorada Escocia y también el siempre sólido trabajo sólido de Christopher Ferrara publicado, como de costumbre, en The Remnant. Para el católico de a pie la Misa Tridentina es simplemente una cuestión de necesidad, como hace tiempo que señalara Edwin Faust. Por otro lado hace tiempo que el Vaticano ya ha admitido que la asistencia a la Misa Tridentina satisface el precepto dominical.
El Padre Paul Kramer escribió un soberbio libro sobre las consecuencias letales de alterar la Liturgia. De este libro se puede encontrar un resumen que enlazamos aquí. El Padre Kramer iguala esta mutación litúrgica a un suicidio. Si “por sus frutos les conoceréis” el balance del V2 (Vaticano II) es nefasto: descristianización, pérdida de la Fe, pérdida de sentido de lo sagrado, caída de la práctica religiosa, odio a Cristo y a la Iglesia, abandono del Sacerdocio y de la vida religiosa, perversión teológica, homosexualidad escandalosa por parte de clérigos, etc. A esta Lex Credendi, cuyos frutos acabo de enunciar, corresponde una Lex Orandi: el Novus Ordo. Esto se comprende mejor cuando se ven las identidades entre el Novus Ordo y las celebraciones protestantes, incluso en sus vertientes más puritanas. Ergo la relación biyectiva y biunívoca que existe entre la Liturgia y la Fe no es baladí.
El Padre Guillermo Devillers nos señalaba el odio satánico por la Misa Tridentina en un artículo ahora inencontrable en el Internet y que habrá que reproducir para que no se pierda –a pesar de su longitud-. Odio satánico tristemente compartido por los Obispos (¿o deberíamos llamarles perros mudos?) portugueses, capaces de mantener toda una nación de más de 10 millones de habitantes sin una sola Misa Tridentina en una tierra tan bendecida por la Santísima Virgen. Tristemente es mucho el Alto Clero de otros países que, contaminados de fariseísmo y avenimiento con el mundo, comparten idéntica postura.
Ahora bien, de igual modo que desde el punto de vista histórico no se puede entender los procesos revolucionarios como una sucesión discreta de hechos aislados, sino como un continuum, hay que entender la Nueva Misa: la resultante final de un largo proceso. Es la Revolución y el odio a Dios –entre cuyos instrumentos el modernismo ocupa un lugar especial-
La defensa de la Misa Tridentina es mucho más que la defensa del latín, también importante, algo que Pedro Rizo asimismo ha señalado. De hecho el problema de la reforma litúrgica y del Novus Ordo es mucho más profundo y merece ser estudiado con detenimiento. En estos tiempos nuestros que preceden al Anticristo las fuerzas del mal bregan por fuerza para convertir a la religión católica en una mera religión civil.
Una palabra final, una más, para que desde esta humilde bitácora quede siempre claro que conservadurismo y Tradición no son conceptos idénticos.

Rafael Castela Santos

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