quarta-feira, agosto 01, 2007

Un paso más hacia la Restauración Litúrgica

Tengo a Bruno Volpe por uno de los corresponsales más y mejor informados sobre los asuntos vaticanos. Pues bien, Bruno Volpe nos decía hace unos días que existe un deseo del Santo Padre de oficiar la Santa Misa según el Rito Tridentino en unas pocas semanas.
Sin querernos apuntarnos otro tanto que el de los amigos de A Casa de Sarto, el que viene de hablar y gozar de la compañía de personas que saben realmente qué y cómo se cuece en Roma, sopesar con ellos en voz alta de manera sosegada y reflexiva los hechos y –por encima de todo- idéntico sentir espiritual, que es el fundamento de la buena amistad; ya anticipábamos en A Casa de Sarto algo de esto el pasado 10 de Julio cuando escribimos: "El Santo Padre podría rematar la faena diciendo públicamente la Misa Tridentina en alguna fecha señalada."
Si lo que afirma Volpe es verdad, me alegro de la sanísima astucia política del Papa, que está obligando a la Hermandad de San Pío X –buque insignia de la Tradición- a mover ficha. Monseñor Fellay se puede ver así forzado a agarrar el toro por los cuernos y en colaboración íntima con el Santo Padre realizar la tarea que tiene por delante: blindar la Tradición. Si esto es en la forma de una Prelatura Personal o lo que sea, Doctores tiene la Iglesia y no hay falta de formas canónicas para conseguirlo, pues que sea.
Monseñor Fellay tiene en la Silla de Pedro un aliado como hace tiempo que la Tradición no ha tenido. Habrá de sopesarse una medida dura, pero sin duda alguna efectiva, contra todos aquellos que se oponen a la Misa Tridentina. Se me ocurre que cuando un párroco o un Obispo impidan a un Sacerdote la legítima Celebración del Sacrificio de la Santa Misa según el Rito Tridentino podría darse la opción a este Sacerdote a acogerse a la Prelatura Personal Tradicional. Así se acabaría de un plumazo con muchas bromas de mal gusto, zancadillas y obstáculos de ciertos tóxicos a los que dedicaremos una próxima entrada.
Se impone pues una colaboración genuina y confiada por parte de los sectores tradicionalistas con el Santo Padre con el objeto de blindar la Liturgia y los Sacramentos de siempre (y con ellos el Depósito de la Fe) y neutralizar así de una vez por todas a los enemigos de la Tradición, de los cuales pululan en despachos romanos y de conferencias episcopales algunos señalados tóxicos.
Una vez más afirmaré algo de lo que el Santo Padre ya tiene noticia: que la gran mayoría de los tradicionalistas lo somos no por estar contra Roma sino, precisamente, para ser más romanos. El Santo Padre comienza a atisbar que el desbarajuste doctrinal, litúrgico y eclesial sólo se puede lograr resolver (y que nadie piense que va a ser una tarea a corto plazo) con la Tradición bien dentro de la Iglesia. Es hora de que ayudemos al Papa en dicho empeño.

Rafael Castela Santos

0 comentários: