terça-feira, março 13, 2012

Imposible que se nos quite el miedo de estos Obispos

Que muchos, muchísimos (uno ya sería demasiado), Obispos están contra la Tradición, seguro. Uno de los más taimados (*) Obispos españoles, el sólo aparentemente conservador (y a veces menos que eso) Cardenal Rouco, sigue poniendo la Misa Tridentina en Madrid a los pies de los caballos. No se pierdan los comentarios del hiperenlace que acabo de señalar, por favor.
Otros Obispos, como uno de Estados Unidos de cuyo nombre no quiero acordarme, son capaces de crucificar a un sensato Sacerdote por el mero hecho de negar la Comunión a quien vive en pecado público y del cual la pecadora pública se jacta. El escándalo estriba en quitarle a este Sacerdote no sólo su misión canónica, sino el poder decir Misas y de ejercer cualquier aspecto de su ministerio sacerdotal por parte de su Obispo. La línea apostólica de este Obispo no parece ser otra que la de Judas Iscariote, la de la entrega del inocente a la turbamulta.
Es imposible que se nos quite el miedo de estos Obispos, auténticos lobos con piel de cordero en el rebaño de Cristo. Cada día tengo por más cierto que si se diera una regularización de la FSSPX, no queda otra opción que dejar ésta por encima de los Obispos diocesanos. Si fueran uno o dos, pase, pero este blog está lleno de informaciones sobre las fechorías hechas a la Tradición por Obispos portugueses, como Miles se ha hartado de denunciar en mil y una ocasiones en A Casa de Sarto. Lo que quiero decir es que el problema es universal, que no sólo afecta a este o aquel Obispo particular.
¿Está seguro el Cielo que no hay algún Ángel Exterminador especializado en Obispos progres, fautores de escándalos, tibios, liberales y contrarios a la Fe y la Doctrina? … ¿Y no lo podría mandar un rato a la Tierra en comisión de servicios?
La verdad es que con un Ángel Reformador de probada eficacia, o una Roma dispuesta a sancionar canónicamente las graves violaciones del Derecho Canónico y de la más elemental justicia, nos dábamos por más que satisfechos.
¡Señor, qué cruz más horrible y hedionda la de estos Obispos!

Rafael Castela Santos

(*) Taimado (Del port. taimado, der. de teima, tema, obstinación): 1. adj. Bellaco, astuto, disimulado y pronto en advertirlo todo. U. t. c. s. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española). Evidentemente nada más lejos de mi intención que llamar “bellaco” a Su Eminencia, pero sí astuto, disimulado y pronto en advertir cómo quedar bien ante Roma, cumpliendo –o permitiendo cumplir, que me da igual azotar que en el culo dar- con menos de lo que el Summorum Pontificum decreta, y manteniendo a la vez la Tradición en Madrid en un status bonsai.

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